Friday, January 11, 2008

Queridos Sebastián, Nicolás y Matías...

El timbre de la casa no es un instrumento musical, es una gran invención que nos permite saber quién está fuera de la casa. Comprendo su fascinación con el mentado botoncito y el ruido que hace, pero mamá, yo y los perros nos estamos aturdiendo y cansando de oírlo cada 2 minutos.

Hablando de los perros, no son juguetes, ni caballos, ni peluches, ni tiros al blanco, ni papeles en blanco, ni almohadas, ni pelotas...son animalitos y les duele cuándo los cargan, montan, pintan, les disparán con juguetes proyectiles, se acuestan sobre de ellos, los jalan de la cola y los avientan. Son mus pacientes y los quieren mucho pero el pobre de Drake está pidiendo a gritos la muerte y Morgan cada día me lo hacen más histérico y paranoíco...y no, no está jugando a las escondidillas metiéndose dentro de la secadora cuándo los oye llegar de la escuela.

Aunque Mami y yo apreciamos sus habilidades creativas y admiramos los murales que han creado en cada una de las paredes de la casa, la gente que nos visita no comprende su admiración por el arte contemporáneo y nos ven a mi y a mami medio raro. Lo que me lleva a mi siguiente punto: Ni la Catsup, ni los Huevos, ni el aderezo de ansalada, ni la mayonesa y lo que quiero suponer yo en mi tremenda ignorancia fué Mostaza, son instrumentos para su profunda admiración y creación de artes Plásticas.

Lo mismo aplica con lo que parece ser plastilina y lo que queda de la alfombra de la sala.

El microondas no es una máquina del tiempo, ni nave espacial, es otro gran invento que nos permite calentarles sus deliciosas palomitas en cuestión de segundos...desafortunadamente el muñequito que derritieron dentro de él seguramente pensó que era la ultima tortura inventada por Torquemada.

La lavadora de tratses tampoco es una máquina de hacer lluvia.

Cambiar tarjetas de Pokemón por otras tarjetas está muy bien. Cambiar a sus hermanos, perros y demás poseciones por otras cosas, no.


Gracias por su atención y los quiero mucho.

Sinceramente,

Papá.

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