Mientras mi mujer ayudaba en la iglesia ayer por la noche, tuve la fortuna, o desfortuna, yá ustedes dirán, de quedarme con mis tres pollos por unas horas.
Cabe mencionar que antes de que mi mujer partiera a ponerle una sonrisa a Dios en la boca, se encargó de prepararnos una deliciosa comida. Los tres le ayudamos a recoger los platos a mamá y ella decidió partir. Dejé mi vaso de limonada, casi todavía lleno, en la barrita de la cocina
A unos escasos metros de dónde dejé mi vaso, se encontraba el laptop de mi mujer. Los niños a veces usan ésta computadora para jugar en disney.com, noggin.com, thomasandfriends.com o nickjr.com (muy buenas páginas por cierto y 100% kidsafe). Obviamente, muy cerca de ellos, se encuentran la mayoría de los utensilios que usamos para mantener nuestra cocina limpia y resplandeciente. (Esta nota ha sido patrocinada por mi mujer para informarle al mundo que mantiene un hogar extremadamente pulcro.)
Sin poner mucha atención, me fuí a jugar al cuarto de tele con Matías mientras mis dos grandes jugaban en la computadora. Bueno, éso creía yo. Habrán pasado 45 minutos y me volvió a dar sed.
Sin nada que temer recordé mi vaso de limonada y fuí por el. Le dí cuatro tragos de ésos grandes y me lo acabé. Imediatamente mis papilas gustativas detectaron algo perverso y no normal con lo antes ingerido...resulta que Nicolás decidió sin que me diera cuenta vaciarle todo el jabón de lavar platos a mi limonada.
Por ahí dicen que cuándo los niños dicen groserías hay que lavarles la boca con jabón...ésto es una estúpidez y una crueldad, a los que no hayan ingerido cantidades industriales de jabón, cómo yó ayer, no saben lo que es éso, es una tortura china, prefiero tehuacanazos, me cae. El sabaor del jabón es algo que todavía traigo impregnado en la boca. Los malestares estómacales que me causó el jueguito hicieron que pasara muy mala noche. Las cantidades masivas de TUMS que consumí no sirvieron para un carajo...y el repetir y ver burbujitas salir de la boca es chistoso las primeras tres veces solamente.
No sean pasados, en buena onda, cuándo a su pequeñín se le salga una palabreja castíguenlo o denle una nalgada, pero por amor de Dios no le vayan a lavar la boca con jabón, es veradaderamente una jalada.
P.D: Creo que es la primera vez en la historia que un niño de tres años le lava la boca con jabón a su papá...:)
Monday, January 29, 2007
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